El alcohol es una droga depresora que se ingiere de manera líquida y que afecta al sistema nervioso, ya que reduce y ralentiza la actividad cerebral. Los efectos que produce el alcohol dependen de diversos factores como la edad, la cantidad ingerida, el sexo, el tiempo de ingesta y la cantidad de comida en el estómago en el momento de la ingesta del alcohol.
La exposición prenatal al alcohol tiene consecuencias perjudiciales para el embarazo y/o el posterior desarrollo del bebé, y es importante destacar que no existe ningún valor seguro de ingesta del alcohol durante este periodo de gestación. Esto se debe a que pueden ocurrir diversos problemas a lo largo de todo el proceso, entre los que destacan un mayor riesgo de aborto espontáneo, muerte fetal, prematuridad y síndrome de muerte infantil súbita, así como trastornos del espectro alcohólico fetal. Este tipo de trastornos son debidos a la exposición uterina al alcohol, y suele tardar tiempo en conseguir diagnosticarse, cosa que dificulta la mejora del niño.
El síndrome alcohólico fetal (SAF) y los trastornos del síndrome del alcohólico fetal (FASD) son el resultado de la exposición intrauterina al alcohol y son las causas de tipo no hereditario más comunes de discapacidad intelectual. Cuanto más alcohol se consume durante el embarazo, mayor será el riesgo para el feto. No obstante, cualquier cantidad de alcohol supone un riesgo para el bebé. El cerebro, el corazón y los vasos sanguíneos comienzan a desarrollarse en las primeras semanas de embarazo, incluso antes de saber que se está embarazada.
En las personas que sufren el síndrome alcohólico fetal se diferencian varios rasgos físicos además de algunos patrones en el crecimiento. Estos son la microcefalia, fisuras palpebrales pequeñas, raíz nasal plana, surco nasolabial indiferenciados, labio superior delgado y tener la parte superior de la oreja sin desarrollar. Otras de las características craneofaciales ocasionadas son el pliegue epicanto, presentar la parte media de la cara aplanada o pequeña y la micrognatia, que consiste en presentar una mandíbula pequeña. Este síndrome también produce consecuencias en los dientes, debido a que el alcohol afecta a las células de la cresta neural, lo que lleva a una reducción en el desarrollo del germen dental. También se ve afectada la matriz del esmalte.
Por otro lado, la enfermedad también produce alteraciones cardíacas (defectos atriales), alteraciones oculares (estrabismo, miopía, astigmatismo, hipoplasia del nervio óptico y cataratas), alteraciones renales (riñón en herradura y displasia renal), alteraciones digestivas (atresia intestinal), alteraciones auditivas (sordera de conducción o sordera neurosensorial), y alteraciones esqueléticas (escoliosis y luxación congénita de cadera). Con todo, también puede causar un retraso en el crecimiento por el bajo peso al nacer y dificulta el proceso de aumento de peso con la edad.
El consumo de alcohol durante el embarazo puede dar lugar a diferentes problemas neurológicos como trastornos en el desarrollo del lenguaje y en la memoria, además de en las habilidades matemáticas; trastornos práxicos que dificultan la ejecución de ciertos gestos y movimientos; y alteraciones en el desarrollo social producidas por conductas inestables, agresividad y comportamientos desadaptados.
Estos trastornos, que tienen importantes consecuencias a nivel físico, cognitivo y emocional, pueden desaparecer durante la niñez, mientras que también pueden estar presentes durante toda la vida.
Las principales medidas de prevención son las siguientes: educar y concienciar al consumidor para lograr un consumo moderado de alcohol para promover un estilo de vida saludable; los médicos y enfermeras de atención primaria son clave en la educación para prevenir conductas de riesgo durante el embarazo; el entorno social es el que marcará en la mayoría de los casos la puerta de acceso al consumo de alcohol, por lo que las charlas informativas en los colegios, institutos y/o diferentes instituciones, pueden ser positivas para corregir ideas erróneas en edades tempranas; un método de prevención clave está también en la familia, pues la comunicación entre padres e hijos de manera fluída sobre el alcohol y drogas, y educarlos en actitudes responsables es fundamental.
Como conclusión nos gustaría destacar la importancia que tiene cuidarse a lo largo de la vida. Además, todas las mujeres que desean traer un bebé al mundo o sospechan de un posible embarazo deberían estar lo suficientemente concienciadas e informadas sobre los efectos del alcohol para evitar este tipo de consumos nocivos. Deseamos que todo el mundo sea conocedor de la información sobre esta perjudicial droga para proteger a las futuras generaciones.
1. https://medlineplus.gov/spanish/alcohol.html
2. https://neuro-class.com/sindrome-alcoholico-fetal-alcohol-en-el-cerebro-del-bebe/
3. https://www.niaaa.nih.gov/publications/exposicion-fetal-al-alcohol
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