Para entender cómo es el funcionamiento y proceso de extracción de sangre con los tubos para analíticas, hay que saber diferenciar entre suero, plasma y sangre total.
SUERO → Cuando nos cortamos, la sangre sale de nuestro cuerpo y se coagula, previniendo la pérdida excesiva de sangre. De este modo, podemos entender que la sangre está diseñada para coagularse. Cuando introducimos sangre en un tubo sin anticoagulante, la sangre se coagula y se separa en líquido y células. Este líquido es el suero y es la fase líquida del coágulo, por lo que no contiene factores de coagulación, ya que estos se han empleado en el proceso de coagulación.
PLASMA → La sangre fuera del cuerpo humano con un anticoagulante añadido se conoce como sangre total, y esta aun se puede separar en fase líquida y fase celular. Este líquido se conoce como plasma, y se obtiene gracias al uso de un anticoagulante que conserva los fibrinógenos en el plasma, por lo que puede usarse en una prueba de coagulación.
SANGRE TOTAL → La sangre total es sangre que fluye a través del cuerpo humano. Si está fuera del cuerpo, contiene un anticoagulante y no está separado en la porción líquida y las células, todavía se considera sangre total.
Clasificación de tubos
En las pruebas realizadas en los laboratorios clínicos a partir de muestras de sangre venosa, los tubos de recolección de sangre se dividen en 3 grupos: tubos de suero, tubos de plasma y tubos de sangre total. La elección del tubo varía según el resultado que se pretende obtener;
Tubos de suero:
Tubo sin aditivos (tapa roja)
Tubo con activador de coágulo (tapa naranja)
Tubo con gel separador (tapa amarilla)
Tubos de plasma:
Tubo con citrato de sodio (tapa celeste)
Tubo con heparina (tapa verde)
Tubo de glucosa (tapa gris)
Tubos de sangre total:
Tubo EDTA (tapa lila)
Tubo ESR (tapa negra)
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