¿Cuántas veces nos hemos torcido el pie y lo primero que se nos ha venido a la mente es un esguince? Seguro casi todas. En esta entrada os contaré un poco más de información acerca de los mismos para evitar confusiones con una simple torcedura.
Un esguince es un estiramiento o desgarro de los ligamentos presentes en dicha articulación. Los ligamentos son como bandas elásticas que unen los huesos de las articulaciones y si se rompen causan inestabilidad y dolor. En los momentos posteriores a la torcedura, si se trata de un esguince, algunos de los síntomas visibles son:
- Dolor
- Hinchazón
- Hematoma
- Capacidad limitada para mover la articulación afectada
Además, en el momento de la lesión se suele escuchar o sentir un “pop” correspondiente con el daño del ligamento. Con todo, hay diferentes grados de esguince, en función de la afectación y nivel de desgarro del ligamento:
- Grado 1: no se rompe el ligamento, sino que se produce una distensión del mismo
- Grado 2: rotura parcial del ligamento
- Grado 3: rotura completa del ligamento
Para comprobar si es un esguince o no, se realizará una ecografía de la articulación, a parte de un examen físico previo, para observar la integridad o rotura de las estructuras ligamentosas.
Se suele realizar también una radiografía para confirmar si existen o no pequeñas roturas óseas derivadas de la inestabilidad articular en la caída, causada por la rotura de ligamentos.
El tratamiento de este tipo de lesión incluye:
- Reposo, para el cual normalmente no se precisa un yeso pero sí muletas, en caso de que sea de tobillo o rodilla
- Se recomienda también la aplicación de hielo en la zona, es importante usarlo con una protección como puede ser una toalla y realizarlo lo más pronto posible después de la lesión
- Es necesaria la compresión de la lesión con un vendaje compresivo
- Se debe elevar la extremidad de la lesión siempre que sea posible, para evitar la hinchazón.
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